El estudio de las revistas españolas creadas en el exilio en Francia permite constatar la existencia de una evolución cultural a partir de los años 1960 en los que, sin abandonar el interés por la pervivencia y mantenimiento de los aspectos relacionados con la identidad, las publicaciones periódicas se hacen más permeables, abriéndose a nuevos horizontes en los que el mundo exterior y no solo la problemática de España se convierte en objeto de interés. Una de estas publicaciones, que representarían el creciente mestizaje cultural emprendido en territorio francés, sería la revista Libre (1971-1972), que ofrecería al exilio español una apertura intelectual y la posibilidad de abrir brechas de reflexión compartidas, sobre todo, con pensadores y hombres de acción franceses y latinoamericanos. Sin embargo, Libre reúne unas particularidades que la convierten, por un lado, en la experiencia más alejada del paradigma del exilio español en Francia, por lo que su razón de ser no quedaría circunscrita a los límites históricos del franquismo; y por otro, en una de las creaciones culturales más frágiles, como atestiguan sus apenas dos años de existencia, tanto por el contexto político en el que se desenvolvió como por el carácter híbrido de sus colaborades y contenidos. En este artículo se abordan los lazos existentes entre el mundo intelectual español en el exilio y el epicentro cultural que representaba Cuba a principios de los setenta, verdadero caldo de cultivo de la revista Libre, así como las fallas intrínsecas a un proyecto editorial en defensa de la libertad de crítica y la autonomía de pensamiento desde la adhesión a los valores revolucionarios de transformación social.